12.3.18

Libre para odiar



    El rapero y energúmeno Pablo Hasel acabará con sus huesos en la cárcel. Más de cinco años por un par de condenas, según me pareció entender. Y el tío está cabreado. No me extraña.

  Sé que media España lo está celebrando mientras la otra se escandaliza y clama su palabra predilecta ¡Fascitas! Si a alguno le diesen un duro por cada vez que la pronuncia o escribe ya habría cambiado de bando.  Pero también sé que si el Hasel dirigiese sus improperios contra los gays, los negros o los inmigrantes lo linchaban en la plaza pública 2.0. Ya veo el hashtag, PabloHaselfascista.  

    La mayor parte de lo que brama el Pablo Hasel me parecen gilipolleces. La otra parte no me gusta. Y algunas barbaridades las detesto. Creo que este chaval tiene la cabeza llena de pájaros y de odio. Y como, según dicen, sabe rapear pues además da rienda suelta a su invectiva en verso.  Tampoco le encuentro atractivo alguno a quien desprecia a los gays o desdeña a los inmigrantes.  Y siendo claro, como soy culé, los madridistas me tocan bastante las amígdalas. Cuando en un bar les da por cantar un gol de su equipo siempre me pregunto qué le habré hecho yo a esa gente. Las andan buscando, me digo. Pero no les deseo la cárcel. A ninguno. Ni a los madridistas.

    Ya sé que la ley dice esto y lo otro. No digo que los jueces hayan hecho mal su trabajo. No lo sé. Sí sé que sobre la aplicación de la ley en este tipo de delitos que afectan a la libertad de expresión hay diversidad de pareceres. Acreditadas voces cuestionan los derroteros emprendidos por la jurisprudencia en este país. Pero no es esto lo que ahora me preocupa, sino lo primordial.

    Uno ya tiene miedo hasta de abrir la boca. La banderita, ni mires para ella. ¿La Corona? Me hago el longuis, yo soy republicano. A ETA ni mentarla. ¡Me cago en la…! Quieto, calla, que con la Iglesia hemos topado.  De Mahoma ni pio, chico, que acabas en chirona y enculado por barbudos. Que pasa un negro por delante, baja la mirada y sigue tu camino, altivo hombre blanco tirador. Y cuando vayas a decir cualquier cosa, no importa cual, no importa donde, no importa a quien, antes de abrir la boca consulta la Wiki, repasa la lista de instituciones del Estado y, si vas a decir algo sobre alguna de ellas, llama a tu abogado.

     Debemos defender la libertad de expresión con absoluta radicalidad. Sin tregua. De no ser así, se aprovecharán de nuestra debilidad. Alguien lo hará. Los unos para que no te mees en su bandera y los otros para que no te cagues en los inmigrantes. Pero no se detendrán ahí.  En realidad, ni la bandera ni los inmigrantes les importan. Lo que quieren es taparte la boca para campar a sus anchas y metértela doblada. Como les dejes lo harán. No lo dudes. Y somos libres, también para odiar.